miércoles, 15 de julio de 2009

JOSÉ ÁNGEL BUESA PARA MARIYEPE

Entre para reorganizar mi blog. Las primeras entradas fueron hecha para entretener y divertir, y a pesar de todo no me terminaron de convencer. Como darle vida a lo que nunca paso. Ojeando los Blog, entre ellos el de "UN MUNDO POR DESCUBRIR" sentí como si alguien me pellizcara en el corazón. ¿Realmente era capaz de crear comedia? Hace ya unos años que hice radio, vía Internet y en ella pretendí crear un Océano de Paz y tranquilidad. Lo mismo que nuestra amiga ha creado en su blog. Así que deje en el borrador mis comienzos, para darle el giro que realmente necesito dar. El alivio de escapar y refugiarme en ese Océano que hace años creer. Y es por eso que esta entrada te la dedico a ti Mariyepe. No sólo por recordarme a la romántica que ahí viva en mi, sino por darme ese momento de paz que tanto me gusta. Es por ti que hoy mi pagina se llena del romanticismo de un gran poeta colombiano. JOSÉ ÁNGEL BUESA.

.Balada Del Loco Amor
José Angel Buesa
I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene a prisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde
Y ni siquiera entonces el amor llega tarde.

III

No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.

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